martes, 17 de julio de 2012

Y usted ¿de qué (o de quien) se ríe?


Es de sobra conocido por todos y sobre todo por aquellos que se dedican al mundo del márketing, la importancia y el impacto que tiene en un público objetivo, la comunicación gestual.
 En la era audiovisual, pensar que la comunicación con los demás empieza cuando abrimos la boca para hablar, es un error que solo cometen los principiantes.
La expresión facial, la posición del cuerpo o de las manos y todos nuestros gestos, dotan de tanto contenido a un mensaje cuando el interlocutor que lo recibe nos está viendo, como nuestras palabras, a veces incluso mas. El mejor discurso del mundo, puede acabar siendo recordado por un gesto contrariado o una expresión inconveniente.
A propósito del tema de la comunicación no verbal y teniendo en cuenta en esta época de recortes, el pastizal que se dejan los partidos y los gabinetes de todo alto cargo que se precie en asesores de imagen y expertos en comunicación, considero que los del Partido Popular no se ganan bien el sueldo que les pagan. Por poner algunos ejemplos:
Me gustaría saber por qué sonríen siempre algunos de sus políticos independientemente de la noticia que estén dando. Es el caso exasperante de Esperanza Aguirre. Lo mismo da que te esté anunciando la construcción de una nueva carretera o que se le presenten en el senado a ponerle la cara colorada unos enfermos de cáncer, que gracias a su nefasta política sanitaria se van a quedar sin tratamiento. Ella mantiene la misma cínica y ofensiva expresión sonriente.
Pero vamos a ver señora Aguirre ¿usted de qué se ríe? Que yo sepa no tiene ninguna gracia que una persona enferma se vaya a quedar sin tratamiento, o un anciano sin asistencia y, que usted muestre una expresión preocupada o entristecida aunque en su caso no lo sienta, sería mucho más apropiado.
En el Partido Popular ha quedado demostrado que tienen cierto amor por la competición y el ganar aunque sea a las chapas. De ahí vienen sin duda alguna los aplausos en el congreso ante el anuncio de los recortes por parte de Mariano Rajoy y yendo un poquito más allá en el fervor, el “Que se jodan” de la impresentable Andrea Fabra.
En el primer caso, se justifican diciendo que aplaudían como muestra de apoyo a Mariano ante tan difícil momento. Mire usted: cualquier tonto l´haba sabe que en el PP todos apoyan al Imperator a muerte y al que se sale de madre, se le echa, así que no hay necesidad de jalearlo cuando sale a anunciar medidas que van a poner la vida muy difícil a muchos ciudadanos. Por el contrario, sí que hubiera sido el silencio y la cara seria ante la gravedad de los hechos, la conducta más sensata.
Respecto a la vergonzosa expresión impropia de una señorita educada en los mejores colegios como es la susodicha Fabra, también ha querido justificarse diciendo que iba dirigido al banco de sus oponentes políticos. Como si eso la disculpara, ¿Pero que es lo que les importa a esta gente en realidad? ¿Acaso se creen que están en un debate de televisión basura y que el que chilla más se lleva el gato al agua? ¿No se dan cuenta que en este caso, nos jodemos todos y que aplaudiendo y chillando no se ganan las elecciones?
Hace algunas semanas, en el programa Salvados de La Sexta, el periodista Jordi Évole entrevistaba cara a cara a dos portavoces políticas, una del PP y otra del PSOE, en relación con el tema del desempleo e ilustraba la entrevista con el ejemplo de un señor con nombres y apellidos que contaba su caso. Ante la pregunta del presentador sobre que solución se le podía dar a este señor, las dos mujeres se enzarzaron en una absurda discusión en la que se echaban en cara, interrumpiéndose y gritando, errores políticos mutuos, olvidándose totalmente del caso que les habían planteado. 

No les importamos nada, eso está claro. Pero además, se les nota, lo muestran, y lo peor de todo, no hacen nada para evitarlo. Sin embargo, las cosas en otros ámbitos de la sociedad, no funcionan así. Nadie sonríe cuando te despide, ni aplauden las enfermeras cuando el médico le dice a un paciente que tiene una enfermedad grave para infundirle ánimos al doctor, nadie grita “que se jodan” cuando se proponen medidas extraordinariamente duras en una empresa supuestamente para mantenerse a flote.
En todos esos casos y aunque sólo sea por el tiempo que dura el momento de crisis, hay que empatizar con el afectado, el resto resulta cruel y provoca rechazo, a no ser, que estés en un partido de rugby y seas de los que te alegras de que le partan la pierna al contrario.
En el caso que nos ocupa, los asesores del PP deberían enseñarle a sus clientes que los ciudadanos, nunca son el contrario aunque piensen distinto ya que trabajan para todos les hayamos votado o no, y sobre todo, que en este país no estamos jugando al rugby, aunque a veces lo parezca.

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