Es de sobra conocido por todos y sobre todo por aquellos
que se dedican al mundo del márketing, la importancia y el impacto que tiene en
un público objetivo, la comunicación gestual.
En la era
audiovisual, pensar que la comunicación con los demás empieza cuando abrimos la
boca para hablar, es un error que solo cometen los principiantes.
La expresión facial, la posición del cuerpo o de las manos
y todos nuestros gestos, dotan de tanto contenido a un mensaje cuando el interlocutor
que lo recibe nos está viendo, como nuestras palabras, a veces incluso mas. El
mejor discurso del mundo, puede acabar siendo recordado por un gesto
contrariado o una expresión inconveniente.
A propósito del tema de la
comunicación no verbal y teniendo en cuenta en esta época de recortes, el
pastizal que se dejan los partidos y los gabinetes de todo alto cargo que se
precie en asesores de imagen y expertos en comunicación, considero que los del
Partido Popular no se ganan bien el sueldo que les pagan. Por poner algunos
ejemplos:
Me gustaría saber por qué sonríen
siempre algunos de sus políticos independientemente de la noticia que estén
dando. Es el caso exasperante de Esperanza Aguirre. Lo mismo da que te esté
anunciando la construcción de una nueva carretera o que se le presenten en el
senado a ponerle la cara colorada unos enfermos de cáncer, que gracias a su
nefasta política sanitaria se van a quedar sin tratamiento. Ella mantiene la
misma cínica y ofensiva expresión sonriente.
Pero vamos a ver señora Aguirre ¿usted de qué se ríe? Que yo sepa no tiene ninguna gracia que una persona enferma se vaya a quedar sin tratamiento, o un anciano sin asistencia y, que usted muestre una expresión preocupada o entristecida aunque en su caso no lo sienta, sería mucho más apropiado.
En el Partido Popular ha quedado
demostrado que tienen cierto amor por la competición y el ganar aunque sea a
las chapas. De ahí vienen sin duda alguna los aplausos en el congreso ante el
anuncio de los recortes por parte de Mariano Rajoy y yendo un poquito más allá
en el fervor, el “Que se jodan” de la impresentable Andrea Fabra.
En el primer caso, se justifican
diciendo que aplaudían como muestra de apoyo a Mariano ante tan difícil
momento. Mire usted: cualquier tonto l´haba sabe que en el PP todos apoyan al
Imperator a muerte y al que se sale de madre, se le echa, así que no hay
necesidad de jalearlo cuando sale a anunciar medidas que van a poner la vida
muy difícil a muchos ciudadanos. Por el contrario, sí que hubiera sido el silencio
y la cara seria ante la gravedad de los hechos, la conducta más sensata.
Respecto a la vergonzosa
expresión impropia de una señorita educada en los mejores colegios como es la
susodicha Fabra, también ha querido justificarse diciendo que iba dirigido al
banco de sus oponentes políticos. Como si eso la disculpara, ¿Pero que es lo
que les importa a esta gente en realidad? ¿Acaso se creen que están en un
debate de televisión basura y que el que chilla más se lleva el gato al agua?
¿No se dan cuenta que en este caso, nos jodemos todos y que aplaudiendo y
chillando no se ganan las elecciones?
Hace algunas semanas, en el
programa Salvados de La Sexta, el periodista Jordi Évole entrevistaba cara a
cara a dos portavoces políticas, una del PP y otra del PSOE, en relación con el
tema del desempleo e ilustraba la entrevista con el ejemplo de un señor con
nombres y apellidos que contaba su caso. Ante la pregunta del presentador sobre
que solución se le podía dar a este señor, las dos mujeres se enzarzaron en una
absurda discusión en la que se echaban en cara, interrumpiéndose y gritando,
errores políticos mutuos, olvidándose totalmente del caso que les habían
planteado.
No les importamos nada, eso está claro. Pero además, se les nota, lo muestran, y lo peor de todo, no hacen nada para evitarlo. Sin embargo, las cosas en otros ámbitos de la sociedad, no funcionan así. Nadie sonríe cuando te despide, ni aplauden las enfermeras cuando el médico le dice a un paciente que tiene una enfermedad grave para infundirle ánimos al doctor, nadie grita “que se jodan” cuando se proponen medidas extraordinariamente duras en una empresa supuestamente para mantenerse a flote.
En todos esos casos y aunque sólo sea por el tiempo que dura el momento de crisis, hay que empatizar con el afectado, el resto resulta cruel y provoca rechazo, a no ser, que estés en un partido de rugby y seas de los que te alegras de que le partan la pierna al contrario.
En el caso que nos ocupa, los asesores del PP deberían enseñarle a sus clientes que los ciudadanos, nunca son el contrario aunque piensen distinto ya que trabajan para todos les hayamos votado o no, y sobre todo, que en este país no estamos jugando al rugby, aunque a veces lo parezca.
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